Los estados mentales negativos tienen dos características principales:
son perturbadores y están engañados. Son mentirosos, no están en
sincronía con la realidad. Los estados mentales virtuosos tienen la
característica de ser apacibles: simplemente recuerda la última vez
que fuiste amoroso, amable, generoso; te sentiste en paz. Y hay una
sensación de independencia ahí. Tienes una sensación de estar
conectado con los demás, lo que quiere decir que estás –hasta cierto
punto– en sincronía con la interdependencia, que es la realidad.
Sin embargo, cuando estás atrapado en el enojo, en la depresión, en los celos,
es una pesadilla, ¿no? Puede ser un infierno. Esos estados mentales son
profundamente perturbadores y están engañados. Tienes esta
sensación tan vívida de un yo separado, infeliz, “pobrecito de mí”.
Como lo llama Lama Yeshe: solo, abandonado, no es justo, pobre de
mí, cómo me hacen esto a mí. Está hambriento, necesitado, quiere
algo más, está resentido, enojado, lastimado, con baja autoestima…
esto es samsara, estar atrapado en esta porquería, eso es samsara. Te aíslas, te separas de los demás, y ves la realidad con un velo oscuro.
(Transcrito de un curso con Robina Courtin)
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